Estas son palabras de Alberto Iñurrategi, concretamente
el título de su última audiovisual, y nada mejor para describir nuestra última
salida.
Nos dirigimos a Amitges después de meses de inactividad a
causa de unas lesiones, con la intención de hacer la vía Giraud a la aguja
pequeña de Amitges. Llegamos el sábado al refu y por la tarde hicimos parte de
la aproximación a la pared, cenar, dormir y ya es Domingo. Nos levantamos y desayunamos copiosamente, pues nunca se
sabe cuando volveremos a comer, y partimos hacia la pared, después de hora y
cuarto estamos a pie de vía, además una entrada muy evidente a pesar de que las
reseñas que teníamos no eran del todo claras.
Nos equipamos y comienza la escalada por un
diedro-chimenea de IV+ que después se convierte en terreno fácil hasta la
segunda reunión. Hasta aquí todo correcto, pero la salida de esta reunión no la
teníamos clara y decimos ir a buscar un diedro que vemos hacia la izquierda
pues en la reseña indicaba un diedro de V. Superamos el diedro y vemos
claramente que eso no era V y además tenía una reunión encima que no
correspondía con nuestra reseña, estaba claro no estamos en nuestra vía pues
esto era muy difícil para lo que nos habíamos planteado así que toca abandonar.
Abandonamos por lo que parecía que era una línea de rapeles, cambiamos cinta
ponemos mallón y primer rapel hasta el siguiente descuelgue. Volvemos a cambiar
cinta y NO PONGO MALLON, segundo rapel y aquí empieza el fracaso, cuando
queremos recoger las cuerdas se encallan en una fisura, intentamos una y otra vez
y no hay manera, hacia la izquierda, hacia la derecha y nada, el nudo subía
hasta la R tirábamos pero no conseguíamos sacarla de la fisura.
Decidimos que hay que remontar la cuerda y cuando ya
llevo unos metros ¡MIERDA NO PUSE MALLON! hemos estado tirando en una dirección
y otra con fuerza y no sabemos si hemos segado la cinta.
Bajo a la reunión y vemos que de esta a pie de vía las
cuerdas llegan, así que las anclamos y rapelamos, y de aquí al refu cansados,
derrotados, desanimados y sin nuestra vía, ni nuestras cuerdas.
Llegamos al refu y lo comentamos con el guarda y el nos
dice que no nos preocupemos que alguien nos ayudará seguro.
Aquí comienza el ELOGIO, se nos acerca un chico y
pregunta ¿vais a escalar? y nosotros le explicamos nuestra odisea, a lo que el
nos contesta, no os preocupéis yo mañana os las recupero... esa es una de las
vías que quiero hacer pues está dentro de mi proyecto, un proyecto ambicioso
que consiste en cruzar el pirineo de mar a mar haciendo las clásicas mas
emblemáticas de cada zona en solo integral. Así que charlamos un poco y al día
siguiente lo vemos por la pared de Amitges moviéndose como pez en el agua, en
solitario y recuperando nuestras cuerdas.
Por la tarde lo esperamos en el refu y lo vemos llegar
pletórico, había hecho las cuatro vías que se había propuesto y además nos
había recuperado las cuerdas. Un ¡CRAC! no se le puede llamar de otra manera,
tomamos unas cervezas y entre charla y risas resulta que es Eloi Callado, todo
un ejemplo de humanidad, técnica, sencillez y elegancia escalando.
Después de todo esto recogemos nuestras cosas y marchamos
del refu no sin antes despedirnos, desearle lo mejor en su proyecto y darle las
gracias.
Y nuestra conclusión final es que a pesar de no hacer
cima y quedarse las cuerdas encalladas, nos hemos puesto a prueba hemos
escalado y abandonado, hemos pasado unos días en el refu y hemos conocido a una
persona excelente, en definitiva, lo hemos pasado bien, esto es... el ELOGIO
DEL FRACASO.
Gracias Alberto por enseñarnos el significado de esta
frase.
Antonio y Rosa